Por Mario Bárcenas*
Desde niños nos enseñan a asombrarnos con lo que el universo en el
que vivimos nos muestra. Nos sorprendemos durante nuestra vida de diversas
maneras; tanto positiva como negativamente: desde los regalos de Navidad, con
la naturaleza, las estrellas y los viajes, pero con el paso del tiempo vamos
perdiendo como adultos la capacidad de asombrarnos, vamos perdiendo la magia, a
mi parecer por el hecho de que en un mundo tan agitado, loco y absurdo, vemos
día tras días injusticias, violencia, burlas, vamos poco a poco perdiendo la
fe.
A veces no nos detenemos a ver lo realmente bello de la vida y lo
más mágico en este mundo: nuestros hijos.
Junto con mi bella y hermosa mujer,
compañera, cómplice y amiga Alba, hemos formado una hermosa familia, la cual
supera cualquier expectativa previa que hayamos imaginado o soñado.
Tenemos dos hermosos hijos, Emiliano el mayor de 3 años y Carlo de 1. Estas lindas criaturitas, nos muestran día con día lo más bello de este mundo y
lo más importante para nosotros… verlos crecer.
Hoy doy gracias a la vida y a Dios por la oportunidad de
presenciar el desarrollo de dos seres extraordinarios. En este andar he contribuido a superar algún miedo de mis hijos, a
desarrollar alguna habilidad, desde lavarse los dientes, hasta caminar. Somos
testigos de los primeros pasos de un ser humano, formamos parte fundamental del
destino que la vida y ellos vayan a tener como individuos en este nuestro
mundo.
Partiendo de eso, quisiera compartirles algunos consejos:
1. Como padres al final lo único que les dejaremos a nuestros pequeños es la educación en cualquiera de sus formas.
2. No podemos fomentar de ninguna manera la violencia.
3. Enseñar a ser reflexivos y tener gran comunicación con ellos.
4. Nuestra única tarea de todos los días es obtener sonrisas y alegrías de nuestros hijos. Con ello pienso que fortalecemos su ánimo, su carácter y sobre todo que se sientan amados.
5. Poner límites, explicando siempre las consecuencias, pero jamás limitarlos diciéndoles: no puedes, seguridad ante todo.
Le doy gracias a la vida por mis pequeños, los amo con todo mi
ser, quiero principalmente que sean felices, no importa el camino que elijan,
simplemente ahí estaremos sus padres para apoyarlos.
Tengo muchos sobrinos, pero con el paso del tiempo he adquirido muchos más y
doy sus nombres: Manuelito, Alejandro, Mateo, Max, Victoria y Marcelo. Ellos
hoy forman parte de mi familia, son amigos, primos, incluso hermanos de mis
hijos. Han mostrado su cariño de la manera más desinteresada posible que
puede existir entre los seres humanos. El cariño que de ellos emana, sin duda
es simplemente maravilloso y admirable.
Afortunadamente he ganado grandes
amigos, los padres de estos hermosos niños que nos permiten convivir,
disfrutar, asombrarnos de sus pasos rápidos y agigantados. Los pequeños que
acabo de mencionar tienen algo en común, son seres hijos de gente de bien,
trabajadora, sincera y que valoran demasiado el valor de la amistad y el
cariño.
Que hermoso es agregar a tu familia, este tipo de personas, que
sin duda de manera directa influyen en mis hijos, para que sean felices, buenas
personas y educados.
Seguramente no todo es bello, pero la vida nos regala todos los
días la oportunidad de cambiar, de ser mejores, ya sea por nosotros mismos o
bien porque tenemos la bendición de ser padres.
Por esto, muchas gracias a la vida, gracias a ti Dios.
*Padre, Contador con especialidad en Finanzas, proyectos de inversión e Iso. Director de Operaciones y Gerente de Ventas en el área de la Salud.
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