Por Claudia Castro
El único trabajo que nos demanda tener disponibilidad
inmediata las 24 horas del día, los 365 días del año y sin ninguna paga es ser
mamá. Sin duda podemos decir que la mejor recompensa por este esfuerzo
cotidiano son las sonrisas de nuestros pequeños, sus abrazos, el escucharlos
llamarnos “mamá”, pero la verdad es que también para poder estar enteras y
dispuestas, con actitud, relajadas y en equilibrio, necesitamos un respiro.
Y miren que se los dice alguien que difícilmente logra
dárselo. Me cuesta mucho trabajo pensar en mí antes que en mi hijo y/o en mi
esposo.
A veces me siento como un hámster en su rueda desde que empieza
mi día, hasta que termina: Soy la mamá, la esposa, la reportera, la hija, la
hermana, y otros días, también soy la amiga, la vecina, la estilista, la
consejera, la cocinera y hasta la veterinaria.
Uno anda por la vida tratando de cumplir con todos esos
roles y queriendo quedar bien con todo mundo, que con frecuencia nos olvidamos
del más importante: antes que todo somos mujeres y como tales necesitamos
querernos, consentirnos, tener nuestro espacio, ser importantes para nosotras
mismas.
Ahora, de decirlo a hacerlo, hay un abismo de distancia. Hay
un sentimiento que parece poner un freno a toda intención por darnos un lugar
importante en nuestra propia vida que se llama ¡Culpa!
¿Por qué existe? De verdad que si no fuera por esa bendita
culpa, uno andaría tan quitado de la pena por la vida. Pero, ¡Ah, no! Tiene que
estar ese diablillo enjuiciador diciéndonos, “¿Cómo puedes irte a seguir
realizándote profesionalmente cuando acabas de ‘abandonar’ a tu hijo en la
guardería?”, “¿Cómo eres capaz de irte con tu esposo al cine y andar como si
fueran solteritos cuando tienes a un bebé en casa?”, “¿Cómo puedes pensar en un
cambio de look o en comprarte ropa o zapatos, cuando ahora lo que tienes que
comprar es leche y pañales?”
Y a todas esas preguntas deberíamos de respondernos, ¡claro que
puedo hacerlo, no sólo porque ya cumplí con mi deber de mamá, esposa y bla,
bla, bla… sino porque además me lo merezco y punto!
Así que el primer paso para poder procurarnos a nosotras
mismas es hacer la culpa a un lado y comenzar con pequeñas acciones diarias.
Les doy algunas ideas, que no por llevarlas a cabo nos hacen malas madres…
- Ir al cine con el esposo o las amigas
- Tener una cena romántica con el esposo
- Tomar el café con las amigas
- Organizar un desayuno con las vecinas
- Ir sola de compras
- Teñirse el cabello, hacerse manicure/ pedicure
- Tomar una siesta mientras el bebé disfruta un tiempo a solas con papá
- Tomar un baño con agua caliente
- Leer su libro favorito
- Ver su serie preferida en Netflix
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