domingo, 21 de diciembre de 2014

Estrenarse como papá en tiempos difíciles

Por Edgar Juárez*




Alguien –no recuerdo quién y aunque lo recordara no lo diría- cuestionó hace poco en Facebook –palabras más, palabras menos- que cómo las parejas se atrevían a traer más bebés al mundo viendo cómo están las cosas.

En efecto, las cosas hoy día no están tan bien en México ni en el mundo. El mundo no es un lugar fácil. El hombre lo ha hecho difícil.

Sin embargo difiero en mucho de esa consideración. El decidir traer a un hijo a la vida tiene motivos que van mucho más allá de ver cómo está el mundo. El mundo siempre ha sido difícil: ha habido guerras, revoluciones, luchas, violencia, racismo, genocidios, enfermedades… Entonces, si la decisión de tener hijos se tomara con base en cómo está el mundo en ese momento, seguramente hoy el mundo estaría despoblado. Considero pues dicho argumento, vacío por decir lo menos.

En mi caso, la decisión de traer un hijo a este mundo –y hablo por mi, pues mi pareja tuvo  sus motivos personales, aunque coincidimos en lo esencial- estuvo empujada por cuestiones de buscarle otro sentido a mi existencia.

Sí, aunque tenía salud (creo), trabajo, una familia, una casa, logros… mi pregunta era: ¿y? ¿para qué tengo salud?, ¿para quién trabajo?, ¿para quién triunfo? ¿para mi? La respuesta era: ya he vivido para mi la parte que me correspondía -hoy tengo 34 años, cuando me estrené como papá tenía 33-, ahora quiero hacer todo eso y más, para alguien más y qué mejor que para un hijo.

Hace ocho meses nació mi hija Mila. Aunque muchas cosas de mi vida siguen igual, hay algo muy importante que ha cambiado: ya nunca más sentiré vacíos en mi existencia; ya tengo por quién luchar, por quién levantarme todos los días (hasta que se pueda); por quién superarme; por quién buscar una vida mejor; por quién inspirarme... De alguna manera ya nunca más me sentiré solo. 

Alguien dirá que son argumentos muy egoístas. Yo no lo creo así, finalmente fue una decisión que mi pareja y yo tomamos, porque considerábamos que era el momento –que estábamos listos- para darle la oportunidad a alguien más de disfrutar de esta vida, y con ello darle un nuevo sentido –aquí ya hablo por mi solamente- a la mía. 

¿Que no son los mejores tiempos de México ni del mundo? De esto estoy totalmente consciente. Pero la llegada de mi hija –de cualquier hijo- representa una nueva oportunidad para que el país, para que el mundo, sean mejores en el futuro. Y en eso debemos trabajar los papás.


*Licenciado en Comunicación por la UNAM; periodista de oficio.

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