martes, 2 de diciembre de 2014

Porque las mamás también necesitamos un respiro

Por Claudia Castro




El único trabajo que nos demanda tener disponibilidad inmediata las 24 horas del día, los 365 días del año y sin ninguna paga es ser mamá. Sin duda podemos decir que la mejor recompensa por este esfuerzo cotidiano son las sonrisas de nuestros pequeños, sus abrazos, el escucharlos llamarnos “mamá”, pero la verdad es que también para poder estar enteras y dispuestas, con actitud, relajadas y en equilibrio, necesitamos un respiro.

Y miren que se los dice alguien que difícilmente logra dárselo. Me cuesta mucho trabajo pensar en mí antes que en mi hijo y/o en mi esposo.

A veces me siento como un hámster en su rueda desde que empieza mi día, hasta que termina: Soy la mamá, la esposa, la reportera, la hija, la hermana, y otros días, también soy la amiga, la vecina, la estilista, la consejera, la cocinera y hasta la veterinaria.

Uno anda por la vida tratando de cumplir con todos esos roles y queriendo quedar bien con todo mundo, que con frecuencia nos olvidamos del más importante: antes que todo somos mujeres y como tales necesitamos querernos, consentirnos, tener nuestro espacio, ser importantes para nosotras mismas.

Ahora, de decirlo a hacerlo, hay un abismo de distancia. Hay un sentimiento que parece poner un freno a toda intención por darnos un lugar importante en nuestra propia vida que se llama ¡Culpa!

¿Por qué existe? De verdad que si no fuera por esa bendita culpa, uno andaría tan quitado de la pena por la vida. Pero, ¡Ah, no! Tiene que estar ese diablillo enjuiciador diciéndonos, “¿Cómo puedes irte a seguir realizándote profesionalmente cuando acabas de ‘abandonar’ a tu hijo en la guardería?”, “¿Cómo eres capaz de irte con tu esposo al cine y andar como si fueran solteritos cuando tienes a un bebé en casa?”, “¿Cómo puedes pensar en un cambio de look o en comprarte ropa o zapatos, cuando ahora lo que tienes que comprar es leche y pañales?”

Y a todas esas preguntas deberíamos de respondernos, ¡claro que puedo hacerlo, no sólo porque ya cumplí con mi deber de mamá, esposa y bla, bla, bla… sino porque además me lo merezco y punto!
Así que el primer paso para poder procurarnos a nosotras mismas es hacer la culpa a un lado y comenzar con pequeñas acciones diarias. Les doy algunas ideas, que no por llevarlas a cabo nos hacen malas madres…
  1. Ir al cine con el esposo o las amigas
  2. Tener una cena romántica con el esposo
  3. Tomar el café con las amigas
  4. Organizar un desayuno con las vecinas
  5. Ir sola de compras
  6. Teñirse el cabello, hacerse manicure/ pedicure
  7. Tomar una siesta mientras el bebé disfruta un tiempo a solas con papá
  8. Tomar un baño con agua caliente 
  9. Leer su libro favorito
  10. Ver su serie preferida en Netflix
En mi caso, salir a mis eventos y conferencias de prensa es mi principal válvula de escape. Disfruto desde el tener qué arreglarme, pensar en qué me pongo, cómo me peino, escuchar las noticias en mi coche durante el trayecto o cantar una de mis canciones favoritas a todo pulmón mientras espero el verde del semáforo; luego llegar, platicar con mis compañeros, conocer gente nueva, escuchar historias, pensar en la nota, redactar… ¡Todas esas cosas recargan mi pila!

Ser mamá requiere de tanta energía, que a veces ni el propio descanso es tan reparador. Necesitamos encontrar esas cosas que sirvan de alimento para nuestra autoestima, para sentirnos íntegras, completas, felices, en armonía y no que nos conviertan en madres histéricas que se la pasen dándoles de gritos a sus hijos… Bueno, eso pienso o ¿ustedes cómo ven?

No hay comentarios.:

Publicar un comentario