lunes, 27 de octubre de 2014

De vuelta al trabajo, ¿qué hago con mi hijo?

Por Ceci Torres

Al mes de que Diego nació empezó la duda de si era mejor una guardería o qué iba a suceder el día que yo tuviera que regresar a trabajar. 

Durante mes y medio me dediqué a hacer una lista de las guarderías por la zona de mi trabajo y de casa de mi mamá y mi suegra, justo por si necesitaba de su apoyo en algún momento.

De verdad fueron muchas las guarderías que recorrí, pero a todas les encontraba un pero: si dormían a los niños en colchones en el suelo, si les daban alimentos a muy temprana edad, si usaban biberones comunes, si la casa se estaba cayendo o con un mal mantenimiento, etc.

Les puedo dar una larga lista de todos los pros y los contras que le ponía a estos lugares y siempre ganaban los contras. 

Conforme pasó el tiempo me di cuenta que en realidad la que veía las cosas negativas era yo, ya que cuando veía a mi bebé tan pequeño creía que nadie iba a ser capaz de cuidarlo y darle la atención necesaria como yo.

Creo que por un lado es verdad, jamás nadie va a poder atender a nuestros bebés como nosotras por más que queramos, son nuestros, pero también creo que hay lugares que tienen la vocación y preparación para hacerse cargo de los bebés que tienen papas trabajadores y que es indispensable que los cuiden. 

Creo que las guarderías tienen sus pros: el niño se vuelve mucho más independiente y aprende a convivir con otros niños desde pequeño, además de hacerlos inmunes a varias enfermedades a temprana edad.

Por otro lado, creo que dejarlo a cargo de alguien cercano como las abuelas o tíos también puede ser una buena opción, ya que son personas que van a poder realizar la labor de cuidado y son personas allegadas a nosotros, sin contar que nos ahorramos un dineral. 

Justo ese fue mi caso. A los tres meses de que Diego nació me reincorporé a mis actividades laborales y mi mamá aceptó el reto de cuidar a su nieto medio día.

La verdad no me arrepiento ni un segundo. Mi mamá le dio el amor y el cuidado que creo, es lo más cercano a lo que yo le daba, además de desarrollar un amor y cercanía entre ellos que aún disfruto cuando los veo juntos.

Así que creo que la decisión debe de ser en base a las necesidades y posibilidades de los padres, ni una, ni la otra son buenas o malas. Sólo hay que confiar en que nuestros hijos están en las mejores manos y que la decisión fue lo mejor para ellos.


No hay comentarios.:

Publicar un comentario