martes, 28 de octubre de 2014

Las ventajas de un trabajo flexible

Por Claudia Castro

Aquí Mateo negándose a ser reportero, ja!



No estoy en contra de las guarderías, simplemente es un tema que está completamente fuera de mi cabeza.

De niña nunca fui a una guardería y en mi entorno tampoco fue algo de lo que siquiera se hablara. 
Creo que tiene mucho qué ver con que vengo de una familia en la que mi mamá dejó de trabajar para cuidar de mi hermana y de mí, y hasta la fecha lo más cercano que tengo a la idea de separarse madre e hijo es la inminente entrada al kínder.

Contradictoriamente, tampoco me vi nunca como una mujer que dejara de trabajar para dedicarse al 100% a sus hijos. Valoro mucho a quienes toman esa decisión porque sé que estar todo el día con los hijos y encima responsabilizarse de los quehaceres del hogar no es nada fácil, pero al día de hoy no he contemplado ni por equivocación dejar mi trabajo.

El periodismo es algo que me llena, disfruto salir a las conferencias, tener entrevistas, escribir mis notas… En fin, ya les hablaré otro día de esto. 

El punto es que ni antes de embarazarme, ni embarazada me detenía a pensar cómo resolvería este tema.

Con Mateo en brazos, mi esposo me planteó varias veces la necesidad de buscar alguna guardería y jamás, ni siquiera por Internet, busqué nada al respecto.

Esa idea mía de creer que puedo con todo, me hacía imaginar que las cosas serían más fáciles de lo que pensaba. Y no son fáciles, pero tampoco imposibles y aquí me tienen haciendo de todo.

Realmente me siento muy afortunada de tener un trabajo que me permite organizar mis horarios aunque a veces tenga que partirme en mil pedazos, y me da oportunidad de ser mamá, ama de casa y esposa sin dejar de ser la otra parte que tanto amo de mi vida, ser reportera.

En medio de todo esto, mi papá se ha vuelto un pilar súper importante para Mateo y para mí. Es mi brazo derecho para cuidarlo cuando Juan Manuel y yo andamos en el trabajo. Sin su apoyo quizá hubiera tenido que recurrir a la guardería en algún momento.

Por otro lado, sé que es posible que al decidir no llevarlo a una guardería y como hijo único, también estoy negándole la posibilidad de crecer más desenvuelto, pero lo veo jugar a un lado de mí mientras yo redacto mis notas, lo arrullo para que se duerma, compartimos la hora de la comida y muchas otras cosas en el día, que puedo asegurarles que ni a él, ni a mí nos ha hecho falta pensar en ese tema, o al menos no por el momento.

Por eso creo que a la hora que vayan a tomar una decisión de este tipo, lo mejor es pensar qué es lo que les hará sentir más tranquilas a ustedes como mamás o como papás, si es que toman la decisión junto con su pareja: ¿seguir trabajando, dejar de hacerlo y dedicarse a sus hijos, optar por la guardería, pedir ayuda dentro de su familia?

Mientras nuestros hijos nos vean contentos con lo que hacemos, no se sentirán mal de quedarse en la guardería, ni al cuidado de los abuelos, ni nosotros sentiremos culpa por dejarlos. ¿O ustedes qué opinan?

No hay comentarios.:

Publicar un comentario