viernes, 17 de octubre de 2014

El instante que cambió mi vida

Por Alba Lara*




Siempre consideré que uno de mis proyectos de vida era ser mamá.

Para ser sincera, lo externaba pero jamás me visualicé como mamá. Sólo tenía claro que a cierta edad buscaría hacer realidad ese sueño.

Y un día, sin más ni más, por accidente si lo quieren llamar, por descuido, sin planearlo y sin considerarlo en ese momento de mi vida, la noticia llegó.

Dios decidió que ¡ya jamás estaría sola!

Y fue algo curioso porque mi noviazgo con Mario, mi esposo desde hace ya 4 años, tenía en aquel entonces apenas 3 meses y por si fuera poco, cuando recibí la noticia estábamos a kilómetros de distancia. Él en el DF, y yo en mi natal, Sonora.

¿Destino o casualidad haber conocido a Mario? No lo sé, sólo puedo asegurarles después de estos años que Dios no se equivoca.

Un día, mientras estaba sola, en el ambiente ruidoso del laboratorio en el que trabajaba, con todo tipo de líquidos y muestras corporales a mi alrededor, sin tener a alguien de mi familia o de mis amigos cerca, pensé, ¡ups, mi ciclo no ha llegado!

Y a pesar de que solo tenía un día de retraso, mi instinto fue tomar un torniquete, una aguja y lo que fuera necesario para realizarme yo misma la prueba de embarazo.

No se sí fue curiosidad o sólo quería confirmar algo que ya presentía.

Atenta y sin poder intervenir, sólo observé como esas "dos líneas" cambiaban en ese instante mi vida por completo, mi manera de sentir, de pensar, de actuar pero sobre todo de ¡AMAR!

No lo podía  creer… ¿Estaba feliz? ¿Asustada? ¿Nerviosa? ¿Triste? ¿Preocupada? ¡Era todo!

Es un conjunto de sentimientos que difícilmente una mujer puede expresar con palabras.

Tomé el teléfono y le marqué a mi amiga de toda la vida, Zayda y ¡Oh sorpresa, lo que recibí fue un “amiga, muchas felicidades” y llorando y a la vez riendo  juntas supe que era lo más maravilloso que me podía estar pasando en ese momento, incluso sin haberlo planeado y aún sabiendo que lo que seguía después de esa noticia era algo completamente incierto.

Unos minutos después, y ya un poco más aterrizada esa emoción le di la noticia al segundo actor de ese capítulo (pero esos detalles me los reservaré).

Sólo les puedo decir que al día de hoy estamos juntos y que somos un matrimonio inmensamente feliz al lado de dos angelitos que Dios quiso mandar a la tierra y para los cuales me eligió a mí para ser su madre.

Desde ese día, soy la mujer más feliz y dichosa por tenerlos.

¡Los adoro mi Emi y mi Carlo!


*Química de profesión, mamá de tiempo completo por decisión. Nacida en Navojoa, Sonora, ahora vivo en el DF al lado de mi esposo y mis dos "bukitos".

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