viernes, 24 de octubre de 2014

Hija, me enseñaste a vivir

Por Lizeth Hernández*




Bañarte, cómo alimentarte, arrullarte, vestirte, tus molestias, tus gestos, tus ojos hermosos que ya no ven hacia ningún lado cuando quieres dormir. Todo eso y más me lo ha ido enseñando la práctica de ser mamá.

Desde que te vi por primera vez, supe que tú eras la que venía a este mundo a enseñarme la mayor lección: vivir.

Sofía nació el 17 de septiembre del 2013 y desde ese momento me ha enseñado que yo debo de ser paciente para que ella lo entienda como lección. Que si los adultos nos equivocamos a pesar de nuestra edad y experiencia, ella comienza a vivir y no debo enojarme porque tira algo que seguramente tiene algún reparo.

Igualmente me ha enseñado a ser firme, porque a pesar de ser una niña pequeña, cada día aprende como obtener algo sin esforzarse. Es por eso que sé que lo olvida o que no puso atención pero en nuestro ejercicio diario de repetición, ella aprenderá límites y constancia.

Hoy sé que debo cuidar mi alimentación, eso también debo agradecértelo Sofi, porque ahora que juntas nos reímos frente al espejo, veo que primero me ves para reconocerme y así sabes que tú eres la que está a mi lado en el reflejo.

El redescubrir la vida a partir de mi bebé ha sido  una de las mejores recompensas y experiencias.

Desde que ella vio llover, ahora dejé de ver un problema de tráfico para convertirlo en un momento juntas y contar las gotas.

Desde que Sofi baila con la música, dejé solo de repetirla para admirar el ritmo, reconocer cada instrumento y bailar juntas, verle su emoción al descubrir cómo su cuerpecito puede moverse de diferentes formas, es maravilloso.

Gatear ha dejado de significar ensuciarse, para saber que ahora coordina a la perfección sus bracitos y piernas.

Por un tiempo, leí por hábito, sin reconocer el sentido real, ahora sé que cada palabra que pronuncio en los pequeños libros que le leo a mi hija adquiere un significado que  muy pronto podrá relacionarlo.

La hora de la comida es nuestro ritual, lo que antes para mí era una hora dentro de mi agitado día, ahora es un descubrir de texturas, una muestra de cómo avanza Sofi en su coordinación, como sé que algunos sabores no le agradan y hay algunos que le fascinan.

Así podría seguir enumerando ejemplos de todo lo que he aprendido en este año como mamá, pero la lección es diaria y la recompensa de darme una nueva visión de vida a partir de mi hija, es invaluable.


*Soy comunicóloga, mamá de Sofi desde hace un año. Me dedico a la producción de TV y a las Relaciones Públicas. Hace poco descubrí mi gusto por la repostería, actividad que me relaja.

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