jueves, 13 de noviembre de 2014

De "tin marín"... la elección del pediatra

Por Sonia Soto




Ana Luisa nació en un hospital de monjas, en el que además ofrecen consulta especialistas, entre ellos pediatras. Ahí fue la primera vez que la lleve a revisión. Los doctores, me decía la enfermera son militares y además muy buenos.

Ahí fue donde comenzó nuestra aventura con los hospitales. Los doctores me inspiraron confianza, ya que uno de ellos estaba presente durante el parto y fuera de todo ese nerviosismo que tenía lograron calmarme haciéndome la plática y tratándome muy bien, entendiendo que era la primera vez que estaba en un quirófano.

Después del primer mes, cuando las visitas fueron más recurrentes, íbamos cada mes a la revisión general de mi niña, poco a poco la distancia comenzó a pesar, más o menos 30 minutos en coche, y además los doctores sólo atendían por las tardes y la sala de espera estaba casi siempre llena.

Fue en ese momento que apliqué el dicho: “la mejor escuela es la que está cerca de casa, en este caso el mejor pediatra”.

Así que un día descubrí al doctor Arturo Ochoa Jasso y como en mis otras decisiones, me guíe por el instinto, en esta ocasión se ganó mi confianza desde el momento que cargó a la niña. Cada mes la revisaba y nos explicaba por qué esto, por qué el otro, por qué aquello.

Simple y sencillamente me gustó su trato con mi hija y que siempre trataba de explicar en términos "terrícolas" lo que le sucedía o porque era necesaria una revisión mensual.

Él mismo nos enseñó que hay doctores que vienen de diferentes épocas y por lo tanto tienen diferentes esquemas.

Por ejemplo a Ana comenzamos a darle papilla a los cuatro meses. Sí, ya sé que muchos dicen que es hasta los seis meses y otros les dan a los niños desde los dos meses, pero a mí me convenció el hecho de estar en un punto intermedio y ahora Ana come muy bien y prácticamente de todo.

Con él aprendí que hay muchas formas de demostrar cariño a nuestros hijos, darles besos en la boca no era una de ellas, ya que como adultos tenemos bacterias diferentes que los atacan de forma más grave.

Así que según mi experiencia, ¿Qué puedo decirles sobre cómo elegir al mejor pediatra? 

1. Es una decisión que sí bien creo que no se debe dejar a la suerte, porque está en juego la salud de nuestros hijos, no hay otra forma de descubrirlo más que experimentando.

2. Muchas ocasiones nos dejamos llevar por las opiniones de los demás y nos perdemos la experiencia de descubrirlo por nosotros mismos. 

3. Es importante evaluar la mejoría que tiene nuestro hijo con el tratamiento que le manda el pediatra en caso de enfermedad. Yo por ejemplo, les puedo decir que con el doctor Ochoa nunca fue necesario ir nuevamente a revisión porque Ana no se reponía.

4. Como mamás debemos sentir confianza con el médico de nuestros hijos por la forma en la que detecta lo que tiene.

5. Mi principal recomendación sería que si tienen que ir varias veces porque no se recupera, para mí quiere decir que algo anda mal. 

6. Y por último, como siempre les digo, no hay mejor aliado que el instinto. Déjense guiar por él cuando la decisión parezca compleja.

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